viernes, 20 de septiembre de 2013

Capítulo 3º: ''Fear''.






Él.

No, no podía ser.

¿O sí?

Me di la vuelta lentamente, sin entender del todo lo que estaba ocurriendo, o qué estaba haciendo yo.

El cable que sostenía mi mano, calló.

Y sentí que mi cabeza, mi corazón y toda yo, también.

                                                         

_______(tu nombre) oí, muy lejanamente, cómo susurraba mi nombre. Lo que sirvió para darme cuenta de que esto no era un sueño. Es real. Demasiado real como para ser verdad. Como para comprenderlo. Como para poder asimilarlo. Directamente, como para poder hablar.

Parpadeé, e instantáneamente mis ojos viajaron a los suyos. Aquellos, de un color tan azul como el cielo y el mar juntos. Que me observaban de la misma manera que yo lo hacía. Con sorpresa, aprensión, incomprensión y felicidad al mismo tiempo.

Pero lo más importante, con miedo.

Creo, que lo único que puedo sentir ahora, es eso. Miedo. Tengo miedo. No sé por qué Niall Horan está frente a mí en este momento. Y me asusta saber la respuesta. Quizás no la quiera saber. Porque, al fin y al cabo, eso es lo que hago con todo. No quiero respuestas. No en este momento, no ahora. No quiero ilusionarme, ni crear falsas esperanzas.

No quiero nada.


Sin decir si quiera una palabra, me di media vuelta y salí corriendo de allí, hacia la salida. Nadie me lo impidió ni se interpuso en mi camino. Tampoco es como si hubiera podido notarlo. En este momento, por mi mente solo pasaba una cosa: Niall.

Todas y cada una de las cosas que vivimos. Desde las estupideces, hasta los momentos más importantes. Todo. Todo aquello que había guardado muy en el fondo de mi corazón, en un baúl cerrado con llave. En donde se encontraban todas las cosa que habían marcado mi vida, y que nunca más volverían.

Y había perdido esa llave tres años atrás.


Sin ver muy bien por donde iba debido a las lágrimas, llegué hasta mi casa. Entré, odiándome por permitir que mis amigas me vean llorar. Odio que la gente me vea débil. Porque eso es lo que soy. Alguien débil, jodida por muchísimas cosas, que se crea paredes irrompibles para que no dejar entrar ningún tipo de sentimientos. Y ahora, ya no había ninguna pared, una cantidad infinita de emociones me atravesaban, decenas de lágrimas no dejaban de correr por mis mejillas y ni siquiera sabía por qué.

— ¡______(tu nombre)! ¿Pero qué pa...?


No me molesté en fijarme quién hablaba. Simplemente, seguí mi camino hacia las escaleras, ignorando las incesantes preguntas de mis amigas. Lo único que necesitaba era estar sola.

Una vez en mi cuarto, cerré la puerta con seguro, y me desplomé en la cama. Sentía como las chicas golpeaban mi puerta, llamándome, preocupadas, sin entender una mierda. Lo que al menos me hacía sentir mejor; no era la única que no sabía qué demonios había sucedido.

Más lágrimas seguían cayendo por mis mejillas, y aún no le encontraba una explicación a eso. Ni siquiera estaba triste. Era como si en mi mente hubiera un vacío, totalmente en blanco.

Un vacío únicamente ocupado por Niall.

Volverlo a ver, después de tanto tiempo... Fue como abrir una herida que ya había cicatrizado hace tiempo. Pero tan profunda e importante, que al más mínimo contacto, había vuelto a sangrar. Él ya estaba fuera de mi vida. Me ocupé de hacer que así fuera, y estoy segura de que él también. Lo había superado, lo había olvidado, lo había desplazado de mi mente. Había aprendido a aceptar que ya no compartiría más nada con él, que ya no seríamos mejores amigos, casi hermanos. Y estaba bien con eso. Lo juro.

Pero, luego de todo este tiempo. Después de tres años. Tres putos años sin saber el uno del otro, ¿aparece frente a mí, como si nada? ¿Como si yo no me fuera a quebrar? ¿Como si no hubiera ninguna llave que encerrara nada?

Como si no pasara nada.

Y así, con ese maldito pensamiento y su rostro en mi cabeza, me dormí.

-Fin de tu Narración-

-Narra Nati-

—¿Qué hacemos? — preguntó Celia, angustiada al ver que nuestra amiga no abría la puerta. Así estábamos las cuatro: golpeando su puerta desde el otro lado del pasillo, sin saber qué mierda había pasado. Podía oír el llanto de _____(tu nombre) desde donde estábamos, y eso lo hacía mucho peor.
Luego de ver a mi prima encerrarse en su cuarto llorando como una desquiciada, no sabía qué hacer. Ni qué pensar. Es decir, ella había ido a la casa de los británicos, ¿no? Algo había pasado allí. Algo malo. Porque, veamos, estamos hablando de ______(tu nombre). Jamás llora.

—Ustedes quédense acá y convenzan a _____(tu apodo) de que salga, y yo voy a lo de los británicos a ver qué pasó— anuncié, encaminándome hacia las escaleras. Niki me siguió, y juntas salimos a la calurosa noche de Mullingar.

—¿Vos qué pensás que pasó? — me inquirió, mientras atravesábamos el camino que conducía a la acera, y ésta, a su vez, a la casa de los tipos.
—No sé boluda, pero algo malo pasó ahí— una fuerte idea estaba comenzando a aparecer en mi cabeza, por lo que me detuve en seco. —Y sí…
—¿No estarás pensando en…?— ambas estábamos pensando en lo mismo, podía notarlo en sus ojos. Mierda. —No creo, es decir… Recién se mudaron y…
—¿Y? No creo que eso les importa— fui directa. Ahora, el miedo y la furia estaban comenzando a nublar mi cabeza. No, no podía ser. ¿O sí? Quisieron abusar de ella.
—La puta que los parió, negros de mierda. Tendríamos que haberle dicho que no fuera, ¡somos unas idiotas Natalia!
Me estaba empezando a poner nerviosa. Habían querido abusar de mi mejor amiga, y  seguramente eran más grandes y fuertes y todo más que nosotras. Mierda.
—Pará Nicole, pará. Hay que pensar bien lo que vamos hacer…
—¿Pensar? Pensar un carajo, boluda. Vamos a dejarlos sin hijos— me aseguró, sin ponerse a pensar mucho en lo que podía pasar. Aunque no la culpo. Iba a matar a esos malnacidos.
—Entonces, mejor nos apuramos. Quiero reventar unas cuantas bolas— hablé furiosa, dejando las dudas de lado. Ambas retomamos el paso, esta vez, demasiado rápido. Con nuestra amiga, no. Después de todas las mierdas que había pasado en su vida, no. Se iban a quedar sin pelotas, lo juro.

Llegamos a la entrada de su casa –por cierto, de su enorme casa- y comenzamos a aporrear la puerta, furiosas, sin obviamente pensar mucho en lo que estábamos haciendo. Es decir, íbamos a encarar a tres tipos que, por lo que nos contó mi prima, estaban en  muy buena forma. Y, sumándole el hecho de que habían querido abusar de ______(tu nombre)… Bueno. Somos adolescentes. Y los adolescentes son impulsivos. Fin de la historia.


—¿¡Pero qué mierda pasa acá!? — la puerta se abrió de golpe, dejándonos ver a dos tipos altos y grandes, que nos miraban entre molestos y llenos de confusión.
—¡Qué mierda les pasa a ustedes, chupapijas! — Comenzó Niki, totalmente enojada— ¡Los vamos a denunciar! ¡Van a ir directo a la cárcel por putos, se los juro! ¡Y….
—¿¡Eh!? — habló el chico de ojos verdes y rulos, desencajado. —¿IR A LA CÁRCEL?
—¡IR A LA CÁRCEL POR QUERER ABUSAR DE UNA MENOR, IMBÉCIL! — no me contuve, y le grité con todo el odio que podía. —DEGENERADO DE MIERDA, SI NO SE PUEDEN CONSEGUIR UNA BUENA CONCHA POR TENER LA PIJA DEL TAMAÑO DE UN MANI ES SU PUTO PROBLEMA. VAN A IR EN CANA, POR ENFERMOS MENTALES, TE LO PROMETO.
—¿PERO DE QUÉ HABLÁS RETRASADA? ¡ESTÁN MAL DE LA CABEZA, VAYANSE A TRATAR PELOTUDAS! — nos gritó, fuera de sí, el otro chico. Un castaño, de ojos verdes y celestes, abiertos de par en par.
—¿¡Y ENCIMA TE HACÉS EL IDIOTA, PAJERO!? — le tocó a Niki putearlo— MI PADRE ES JUEZ PENAL Y TE JURO QUE TE VA A DAR SENTENCIA DE POR VIDA. POR PITO CORTO— en otras circunstancias, me hubiera reído ante ese último insulto. Se fue al carajo, como la amo.
—¡NI SIQUIERA LAS CONOCEMOS, ENFERMAS! — gritó exasperado el castaño.

Ya me iba a preparar para mandarlo a la mierda nuevamente, cuando apareció otro chico detrás de él. Castaño, de pelo corto, con ojos cafés con un poco de miel, y un claro signo de interrogación en su rostro.

—¿QUÉ CARAJO ESTÁ PASANDO ACÁ? — preguntó, sumándose a el griterío. Genial. Uno más.
—¿VOS TAMBIÉN? ¿CUANTOS MONOS SON, DEGENERADOS?
—¿EH? ¿ESTÁS LOCA, NENA? ¿ESTAS DROGADA O QUE?
—DROGADA LAS PELOTAS, ¡DEJARON A MI MEJOR AMIGA MAL! — Les informó Nicole, con la cara toda roja— LOS VOY A DENUNCIAR AHORA MISMO.
—¿PERO DE QUE HABLAS TARADA? ¡NO CONOZCO A NINGUNA AMIGA TUYA!- le volvió a gritar desencajado el chico con rulos.
—¡NO TE HAGAS EL IMBÉCIL, SABES MUY BIEN DE Q…

—¿PUEDEN CALLARSE DE UNA VEZ? ¡NIALL ESTÁ MAL, IDIOTAS!- gritó alguien, desde el interior de la casa. Lo que sirvió para que todos nos callásemos y nos mirásemos entre sí. Bueno, yo solo miraba a Nicole. Parpadeando, e intentando procesar la información que acababa de entrar en mi cabeza.

….¿Niall? ¿Aquí?

—¿Qué está pasando? — dijo una voz a lo lejos. Segundos más tarde, la puerta se abrió a tope, dejándonos ver a otro chico parado junto a los que supongo que son sus amigos. Tenía el aspecto de no haber dormido por horas, con los ojos inyectados en sangre y rastros de lágrimas en sus mejillas. El pelo, rubio –teñido- con algunas entradas morochas, se alzaba en lo alto de su cabeza. La piel, en su mayoría clara, a excepción de sus mejillas coloradas. Y sus ojos, grandes, azules, profundos. ¿Hace cuanto que no veía esos ojos? Tres años, ¿quizás más?

—¿Niall? — escuché como hablaba Nicole, a mi lado. Su mirada cayó en ella, y luego nuevamente en mí. Nos había reconocido, y la comprensión comenzaba a disipar toda la bronca que yo tenía encima, y creo que Niki estaba igual. —¿Niall Horan?
—¿Nicole? — preguntó, solo para cerciorarse. Es decir, después de haber conocido a alguien gran parte de tu vida, es difícil olvidarte. —¿Natalia?
—Niall— dije, porque no sabía qué más decir. Es todo muy raro.

—¿Qué, conoces a estas enfermas? — habló el castaño de rulos, mirándonos con cara de asco. La cara que le ofrecimos los tres sirvió para que mirara hacia otro lado, incómodo.
—¿Qué hacen acá? — habló Niall, sorbiendo por la nariz. Había estado llorando, y el motivo de eso aparecía en mi cabeza como un gran letrero de neón. Ahora entendía todo.
—¿Qué hacés vos acá? — preguntó Nicole a su vez, en voz baja. Todo esto nos sobrepasaba, creo yo, a los tres.
Se encogió de hombros. —¿Co… cómo está _____(tu nombre)? — preguntó al fin, pasándose la mano por el pelo, nervioso.
—¿Cómo te parece? — le espetó con desprecio mi amiga. La cual estaba en todo su derecho, obviamente. —Está llorando como una loca encerrada en su cuarto. Pensamos que tus amigos habían querido abusar de ella, vinimos a putearlos, y nos encontramos contigo, después de todo este tiempo. ¿Cómo te parece que pueda estar mi amiga?
—¿Está llorando? — se alarmó. Pareciera como si solo hubiera escuchado eso. Suspiré, y supuse que yo tendría que ser la comprensiva de nosotras dos. Niki ya había adoptado el papel de no-me-importa-tu-mierda en esto.
—Está mal, y por lo que veo tú también. No lo entiendo. ¿Por qué volviste de pronto a Irlanda? — me miró apenado, como si supiera que se había mandado la cagada de su vida.
—Es una larga historia— se limitó a decir, mirando expectante para la casa de al lado, o sea, la casa de _____(tu nombre). Suspiré.
—No te recomiendo hablar con ella ahora— le advertí, anticipando sus intenciones. Había compartido con él bastante, como para saber lo que quería hacer. Quería ir a hablar con ella, y no es una buena idea. Para nada. No ahora… ni en los próximos días.
—Obvio que no vas a hablar con _____(tu nombre) — aseguró Niki, mirándolo feo. —Ya bastante tuvo por hoy.
—Epa, no le hables así a mi amigo, nena— saltó el castaño de rulos a defenderlo.
—Le hablo como se me canta la gana, imbécil.
—¿Imbécil? Decime así de nuevo, perra.
—Bueno, chicos… mejor nos calmamos…— intervino el otro, el de ojos celestes, sin lograr nada. No tenía idea de cómo era el pibe, pero a Nicole, no la para nadie. Si sabré yo…
—Perra tu madre, tarado— ¿ven lo que les digo?
—Nicole…
—¡Este forro me está insultando!
—Harry, basta. Vamos adentro— el ojiazul comenzó a tirarle del brazo, consiguiendo que el tal Harry aflojara. Finalmente, luego de uno o dos insultos más, ambos se fueron para adentro de la casa, dejándonos a Niall, Niki y yo fuera.

—Disculpame que te diga Niall, pero tu amigo es un pajero— le espetó, furiosa. Reí internamente, al ver su cara.
—Bueno, Niki, ya está… ¿Por qué no vas a ver si _____(tu apodo) ya salió? — pregunté, para tranquilizarla un poco. Juro que es capaz de meterse en la casa y reventar a ese Harry.

Rodando los ojos, se encogió de hombros y comenzó a caminar en dirección a la casa de mi prima. Pero antes, volteó, y mirando a Niall dijo: —Y vos, ni se te ocurra ir a hablarle a mi amiga ahora. Que no te dé la cara, rubio. —Y sin más, se fue.

Suspiré, aliviada. —En cualquier momento se agarraban a trompadas— bromeé, para aligerar el ambiente. Sin embargo, lo único que conseguí fue que Niall mirara nuevamente hacia la casa de _____(tu nombre). —No, Niall. No tenés que ir ahora— le advertí, adivinando sus intenciones.
—Solo quiero hablar con ella, explicarle, no sé…. Te juro que no sabía que iba a estar acá. Menos que iba a ser mi vecina. No lo sé, yo solo… —se agarró la cabeza con las manos, como desesperado. —Yo solo quería irme de vacaciones con mis amigos. Después de la gira y todos los shows y la película, necesitábamos un descanso…
—¿Y justo tenías que venir a Irlanda? — pregunté, obvia, pero intentando ser amable. Entendía que él tampoco la estaba pasando bien.
—¡Es que no sabía que ella iba a estar acá! — exclamó, mirándome con expresión desesperada. —Hablé con mi abuela y me dijo que ya no vivía más acá, que había perdido contacto con ella, q…que…
—¿Eh? ¿Con Polly? — inquirí, confundida. ¿Es joda? Si Polly aparecía cada dos por tres por el barrio a ver como andábamos.
—¡Sí! Extrañaba mi país, y como ella no estaba viviendo acá… ¡yo que iba a saber!
—Bueno, ta, calmáte…. ¿Me estás diciendo que Polly te dijo que _____(tu nombre) ya no vivía acá? —asintió con la cabeza, mirándome con cara de ‘sos hueca o qué’. —Bueno, te cuento que tu abuela y _____(tu nombre) se ven cada tanto y charlan de todo un poco… Por si te interesa, nomás— le informé, alzando una ceja. Imitó mi gesto, anonadado.
—¿Me estás jodiendo? O sea que mi abuela sabía.
Re sabía— lo corregí.
—La voy a matar— me aseguró, cinchándose del pelo, nervioso.
—La amo, pero te apoyo— bromeé, lo que hizo que sonriera un poco. —No te enojes con ella. Quiso hacerte un favor…
—El peor favor del mundo, Natalia— dijo, convencido, mirando nuevamente la casa de al lado.
—O el mejor. Eso lo deciden _____(tu nombre) y vos.


                                                        


-Fin de su narración-

-Narras tú-

Me desperté gracias a mi reloj biológico, avisándome que si no iba al baño ahora, mojaría la cama.
Aún medio dormida, arrastré mis pies hasta el pasillo y entré en la segunda puerta a la derecha, o sea, la que estaba al lado de mi cuarto.

Una vez hacer lo que se supone que uno hace cuando se sienta en el inodoro (wáter, retrete, sanitario, etc), me lavé los dientes y la cara y bajé las escaleras, ya un poco más despajada.

Aunque no sé si fue una buena idea.

Sentados en mis sillones, de mi sala de estar, de mi casa, estaban Niall, Nati y Lina.

Mierda.

—¿Qué, hay fiesta en mi casa? — intenté bromear, sin poder evitar que mi voz se quebrara en la última palabra. Aún me costaba ver a Niall en persona. Me costaba mucho.
—_______(tu nombre)… — éste se paró, dando dos pasos hacia adelante. Aparté mi mirada de él, y me apuré a entrar en la cocina. Escuché sus pasos, y a Natalia que le decía en voz baja que esperaba. Suspiré, sentándome en uno de los bancos de la cocina, y metiendo mi cabeza entre mis manos. Esto va a ser difícil, dios.

—_______(tu apodo)… ¿cómo dormiste? — escuché la voz de mi prima, quién me había seguido hasta la cocina. Bufé, sin levantar la cabeza.
—Como un angelito— mentí. Me desperté mil veces de noche, y no hice más que llorar. Estaba muerta, mental y físicamente.
—Escuchá…-comenzó, lo que ambas sabíamos que iba a decir. —Hablen.
—Nati, no. No ahora.
—Por favor, te prometo que vas a estar bien— me aseguró. Resoplé; odiaba esa frase de mierda. Estar bien. ¿Quién está bien, al fin y al cabo? Siempre pasa algo que altera las cosas, siempre.
—No entiendo qué carajos hace acá.
—¿Y qué te parece qué está haciendo? Está sentado en tu living desde las nueve de la mañana, esperando para hablar contigo. ¿Sabés cuántas veces lo tuve que frenar para que no te fuera a despertar? Ocho. Las conté y todo.
—Qué lástima, porque yo no quiero hablar de nada— zanjé, convencida de mis palabras. No quería hablar ahora, no cuando ni siquiera podía aclarar mi mente. No quería volver a llorar, ni mucho menos delante de él. No quería ser la débil _____(tu nombre) otra vez.
—¿Por qué no? — inquirió, con voz calmada. —¿No lo extrañás? ¿No querés darle un abrazo? ¿No te importa cómo se siente?
—¡Claro que sí! Lo amo, Natalia, ¿entendés? Pero ya hubo una despedida. Y no quiero que haya una segunda. Ya lloré mucho, con él y sin él, y no quiero hacerlo más. ¿Por qué te pensás que volvió a Irlanda? Porque se nota que le importa una mierda lo que yo sienta. Sabía que iba a estar acá y volvió. Se mudó a la casa de al lado. Lo voy a ver todo el verano, y es lo que más quiero en el mundo. Pero me niego a hablar con él. Me niego a ilusionarme, porque sé que se va a volver a ir, va a desaparecer del mapa como ya pasó una vez, y yo me voy a quedar con todo guardado. No, Nati. No quiero eso para nada.

No me percaté de que estaba llorando, hasta que terminé de hablar. Me insulté mentalmente, maldiciendo el que mi prima me viera llorar. Odio eso con toda mi alma.

Hizo un amague de abrazarme, pero negué con la cabeza. Quería estar sola, y ella lo sabía, por lo que salió de la habitación, no sin antes decirme que no le gustaba verme llorar. Ajá, como si a mí sí.


-Fin de Tu Narración-

-Narra Niall-

A pedido de Natalia, me quedé esperando en el living de la casa de ______(tu nombre), mientras ellas dos hablaban. Obviamente esta no era la casa en la que había vivido _____(tu apodo) toda la vida, sino que se había mudado. Era mucho más grande y cara… Pero a mi me gustaba más la otra. Definitivamente. Allí pasé gran parte de mi vida, jugando, durmiendo, comiendo… Con ella.

Ella. _______(tu nombre). Cuánto había cambiado todo, ¿no?

Había crecido mucho desde la última vez. No era la misma chica que conocí toda mi vida, sino alguien más adulto, grande, sexy. Pero sobre todo, me refiero a cuánto cambió todo en menos de 24 horas.

Yo, quién había vuelto a Irlanda por mis vacaciones, me encuentro con que la persona que más quiero en este mundo junto con mi madre, vive al lado de la casa que alquilé con mis amigos. Esa persona, no quiere hablarme, y no entiendo por qué. Y, tengo unas enormes de abrazarla, como si nunca me hubiera ido, como si siempre hubiera estado acá.

Pero está el hecho de que no quiere mi abrazo. No quiere ni hablarme. No quiere nada de mí, y yo todo de ella. Quiero recuperar el tiempo, los años, todo. Quiero que sea como antes. Quiero…

La presencia de Natalia, la prima de _______(tu nombre), en la sala, me alejó de mis pensamientos. Ella también había crecido bastante; recuerdo cuando íbamos al colegio juntos y aquella vez en que le había pedido que fuera mi novia, a los seis años, solo para molestar a ______(tu nombre). La matada en el culo que me gané por parte de mi mejor amiga ese día fue enorme, y eso que era una nenita dulce e indefensa… O no tanto.

—¿Y? ¿Voy? — pregunté, refiriéndome a si podía ir a hablar con ella. A pesar de que la entiendo –o bueno, no. No entiendo por qué carajo no puedo hablarle- me pone de los nervios tenerla a menos de veinte metros y no poder abrazarla. ¡Tres años! Tres años fuera de mi vida, y ahora que había vuelto, no podía ni acercarme. Parece joda.
Me miró dudosa. —Está llorando, y creo que es mej…— no escuché lo que me decía, porque mis pies ya se estaban moviendo hacia la cocina. No iba a permitir que llorara, no por mi culpa, ni por la culpa de nadie. Bastante sufrió en su vida ya. Mierda, mierda, mierda.


—…¿_____(tu nombre)…? — pregunté, dudoso, mientras abría la puerta. Estaba sentada en uno de los bancos de la encimera, con la cara entre las manos. Al escucharme, alzó el rostro, dejándome ver lágrimas cayendo por sus mejillas.

Me odié a mí mismo. Siempre, siempre, odié verla llorar. Y saber que esto era por culpa mía, se sentía como el culo.

Me acerqué rápido hasta dónde estaba ella, ante su atenta mirada, y la abracé, sin pensarlo dos veces. La abracé, como no lo había hecho hace años. Como había querido tantas veces. Como si nunca lo hubiera hecho en mi vida.

Durante algunos segundos, se resistió a abrazarme. Lo noté, sentía la tensión en su cuerpo. Pero, poco a poco, fue cediendo, hasta que se giró un poco sobre su asiento –de manera que quedáramos enfrentados- y rodeó mi cintura con sus frágiles brazos.

Olía a vainilla y menta, y no pude evitar sonreír al recordar que ese era el aroma de su shampoo, y que por lo visto no lo había cambiado. Hundí mi rostro en su pelo, estrechándola entre mis brazos con fuerza, mientras más lágrimas humedecían mi pecho, y sus manos sujetaban firmemente mi torso.
Una lágrima escapó de mis ojos, y recorrió lentamente mi mejilla izquierda.

Te extrañé, _______(tu nombre). No tenés la menor idea de cuánto te extrañé.

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CHICAS!!!! ACÁ ESTÁ EL CAPÍTULO 3. ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO, CAPAZ FUE UN POCO ABURRIDO PERO AHORA ES CUANDO EMPIEZA LO IMPORTANTE. 
EN LA DE HARRY VOY A ESTAR SUBIENDO EN ESTOS DÍAS.  ¡COMENTEN Y ÚNANSE AL BLOG POR FAVOR! DÍGANME QUE LES PARECIÓ EL CAP :)
LAS AMO!!!!
NATY.
 
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